viernes, 13 de marzo de 2015

OLLANTAY


Se trata de los amores ilícitos de dos protagonistas; Ollanta y Cusi Coyllur, de cuyos amores tuvieron como fruto una niña de nombre Ima Sumac quien será una actuante desiciva para el desenlace de la obra.

Se inicia en el vestíbulo del templo del sol, donde Ollantay ignora Piqui Chaqui sobre Cusi Coyllur.

Se ignora como, cuando y por que se enamoran Ollanta (general de lo ejércitos incaicos bajo el mando directo de Pachacutec) y la ñusta Cusi Coyllur (estrella alegre) pero una vez casados en secreto y sin que lo supiera nadie mas que la madre de ella (Anahuarqui) y el sumo sacerdote, a quien nadie escapa (huillca uma) existe el temor que Pachacutec prohíba sus amores.

Cusi Coyllur se hallaba recluida en la casa de mujeres, Ollanta se cree oficialmente digno de ella y pide la mano de la princesa a su padre, pero el iracundo Pachacutec le recuerda su origen y la imposibilidad del matrimonio por no pertenecer al linaje real y le ordena retirarse. No solo eso sino que mas adelante pretende mandarlo prisionero.

El hábil guerrero del antisuyo huye a.C. las posiciones de Ollantaytambo. En tanto la primera, a causa de su embarazo es recluida para siempre en una caverna del acllahuasi (casa de las vírgenes del sol) bajo la atenta vigilancia de mama Ranra y en donde nacerá Ima Sumac quien será cuidada por la nodriza Pitu Salla, en Ollantaytambo es incitado revelarse contra el inca.

Pronto es proclamado por los antis. El anciano Anco Allin – auqui le siñe en la frente a Ollanta, la mascaipacha roja. Su fiel Piqui Chaqui (pies de pulga) lo acompaña.

Pas el tiempo y Pachacutec muere de anciano quedando como heredero del trono su hijo Tupac Yupanqui. Al nuevo inca Rumiñahui le pide una nueva oportunidad.

Próxima a las fiestas del Inti Raymi valiéndose de una estratagema (cubierto de llagas y andrajos) Rumiñahui logra ingresar en el cuartel de Ollanta y aprovechando tres días de fiesta que se produce en su homenaje por el supuesto apoyo brindado a Ollanta, da aviso al grueso de la tropa cuzqueña que esperaba guarecida cerca de la fortaleza.

Este ingresa violentamente y encuentra un ejército desprevenido y embriagado incapaz de poder resistir el combate. Son apresados Ollanta, Orco Huaranca, Anco Allin y diez mil guerreros más que acompañaban a sus jefes desarmados. Así van rumbo a Qosco.

En tanto Ima Sumac había reconocido en Cusi Coyllur a su madre, ella arropada ricamente por su cabellera, es más espectro que ser viviente. A intersección de Ima Sumac ante Tupac Yupanqui, Coyllur es liberada, Ollanta la reconoce como su mujer y a Ima Sumac como su hija.

Yupanqui concede el perdón a Ollanta y a los jefes antis, incluyendo al fiel Piqui Chaqui, mas aun, nombra al bravo guerrero como su representante en el cuzco y formaliza su unión con Coyllur. El perdón a florecido del magnánimo soberano inca.

El cantar del Mío Cid

CANTAR PRIMERO: El Destierro del Cid

El rey de Castilla Alfonso VI manda al Cid a Andalucía a cobrar las parias o tributos de los reyes moros de Córdoba y Sevilla. Almutamiz, rey de Sevilla, estaba en guerra con Almudafar, rey de Granada, a quien ayudan el conde García Ordóñez y otros nobles castellanos.

El Cid, Amparando a Almutamiz, vasallo del rey de afrentosamente, “mesándole la barba”.vuelto Rodrigo a castilla con las parias, los enemigos lo indisponen con el rey, y éste lo destierra. Estos hechos no aparecen en el poema, que empiezan con la despedida del Cid, de vivar y su palacio, yermos y desheredados”. Luego se dirige, con los vasallos que lo siguen, a Burgos, donde nadie osa recibirlo, por haberlo prohibido el rey, según lo explica una niña.


Se detiene por unos momentos en la catedral de dicha ciudad, y prosigue después su camino hacia el monasterio de san pedro de Cerdaña, donde están su mujer, doña Jimena, y sus hijas, niñas aún, doña Elvira y doña sol.
En Cerdaña se despide de éstas, que quedan confiadas al abad don sancho. Y sigue en marcha forzada hasta la frontera de castilla, pues están por expirar los nueve días de plazo por el rey.

Ya en tierra de moros, el Cid entra en guerra con ellos, a los que gana las ciudades de Castejón y Alcocer, y avanzando en sus conquistas hacia Teruel y Zaragoza, llega hasta el condado de Barcelona, donde vence y toma prisionero al conde de dicho lugar, don Ramón Berenguer, ocasión esta en que ganó la famosa espada Colada. Después de tenerlo tres días en su poder y ante la decisión de éste de dejarse morir de hambre, el Cid lo puso en libertad.

CANTAR SEGUNDO: Bodas de las Hijas del Cid

El Cid se dirige luego hacia el mediterráneo, tomando la costa entre Castellón y Murviedro, y ganando después la ciudad de Valencia. En el poema se expresa el júbilo y la ganancia de tan grande conquista:

Grandes con los gozos que van por lograr es cuando Mio Cid gañó a Valencia e entró en la ciudad.
Los que foron de pie caballeros se frazen en oro e plata ¿Quién vos lo podrie contar?

También vence al rey moro de Sevilla, que había ido en auxilio del de Valencia, y previo permiso del rey, a quien había enviado varios presentes de caballos, lo que prueba su condición de buen vasallo, mas tarde vence al rey de Marruecos, Yuguf que había ido a recuperar a Valencia. Son tantos los triunfos del Cid, que sus enemigos sienten acrecentar su envidia, y dos parientes del conde García Ordóñez, los infantes de Carrión, don Diego y don Fernando, desean casarse con sus hijas, codiciosos de las riquezas del héroe.

El Cid no ve con gustos estos casamientos, pero requerido por el rey, accede lleno de recelos, y se dirige con los suyos a Valencia, donde las bodas se realizan con grandes fiestas que duran quince días.

CANTAR TERCERO: La Afrenta de Corpes

Los infantes de Carrón han revelado su cobardía en varios episodios: el miedo de los infantes ante un león del Cid, escapado de su jaula, y la huída del infante don Fernando, al ser embestido por el moro Aladraf.
El Cid, en cambio, va de triunfo en triunfo, y gana la espada tizona en un famoso encuentro con el rey Búcar de Marruecos, a quien vence después de un magnífico combate individual.

Los infantes de Carrión deciden vengarse del Cid, a quien envidian, y se llevan a sus esposas a tierras de Carrión, deteniéndose en el robledal de Corpes, donde las vejan y maltratan brutalmente. Enterado el Cid de esta afrenta pide justicia al rey. Éste, dolido por la mala acción de los infantes convoca a las cortes de Toledo.
En ella son condenados los infantes quienes se ven obligados a devolver las espadas Colada y Tizona, obsequios del Cid, a reintegrar la dote, ya consumida en parte, y batirse en duelo con vasallos del Cid.

El poema termina con llegada de emisarios de los infantes de Navarra y Aragón quienes solicitan para ambos las manos de doña Elvira y doña sol, a los que el Cid accede satisfecho por la honra que esto significa para las mismas.