domingo, 28 de abril de 2013

El Infierno de Dante


EL INFIERNO DE DANTE 

La descripción que se nos ha ofrecido por los comentadores de Dante, es que  viajó al infierno el viernes santo del año 1300 a los 35 años de edad. Lo recorrió en 24 horas. 

El infierno tiene forma de cono invertido y en el ápice se encuentra Lucifer; los  círculos que componen el infierno son nueve. Los primeros cinco forman el alto  infierno; los cuatro últimos, el bajo infierno, cercado por murallas de hierro.  Para Dante el infierno va descendiendo desde la superficie boreal estrechándose gradualmente hasta el centro del globo terráqueo. Se basa en la planificación de la  ciudad medieval. Cada uno de los nueve círculos es un espacio totalmente diferente  donde se albergan culpas y penas, hasta llegar al infierno y retomar la subida al  purgatorio (una grieta que abrieron en la roca las aguas del Leteo, comunica el fondo del infierno con la base del purgatorio). 

SELVA OSCURA 

Dante ha perdido la virtud, lo bueno, y se encuentra perdido en la selva oscura  del pecado. Recordemos que Dante ha utilizado un esquema mediante el cual la selva oscura podría representar la realidad. Podríamos decir que se encuentra en un  dualismo personal entre el bien y el mal, y a lo largo del infierno, “lucha interna”,  parece querer conocer por sí mismo, interiorizando en el pecado y en el mal.  A mitad de su vida, Dante siente una crisis, la cual parece guiarle hacia la  autodestrucción y siente la necesidad de huir del dualismo para adentrarse en lo bello  y en lo bueno. Sólo le queda auto-destruirse o construirse. 

Dante ha perdido la cordura, se encuentra en la falta de su conciencia y está  confuso buscando la virtud. Debe reencontrarse y volver a recuperar la vida eterna en  el paraíso, debe enfrentarse con sus demonios interiores, esos que habían desterrado  de su cabeza, como la lujuria, la vida política, la codicia... que regresan para no dejarle  descansar. 

En la vuelta hacia el camino correcto necesitará la ayuda de Virgilio considerado  como la razón humana no revelada por la razón. Así Virgilio se convertirá en el analista  de Dante durante su viaje por el infierno. Se realiza una exploración del inconsciente  durante el viaje por el infierno. En el momento en que aparezca un guiño del camino  incorrecto o del pecado, de esta emoción sucederá a otra, y acabaremos embarcados  en la tristeza y el tormento. 

Este dolor es contagioso y producirá pérdida de energía y vitalidad. Así nos dirá  Nietzsche que la misericordia (que observamos en la vida cotidiana) sería una  debilidad más que una virtud; y lo que le sucede a Dante es que se adentra en la  negación de la vida, de la virtud de la que hablaba, ya que con pasión o misericordia niegan la vida. Nietzsche adoptará la idea de compasión como instinto depresivo y 
contagioso y que choca con otros instintos que van enmarcados a conservar el valor de  la vida. 

Dante intenta reflejar los desórdenes sociales producidos por el emperador que  unificó bajo su mando Italia. Proyecta una huida de lo real, huye de sus  responsabilidades cívicas, del ámbito público de la sociedad, de su inconformismo y  rebeldía frente a un pueblo. Se desarrolla una desactivación política en Dante. 

Buscándole iluminación por la fe, desea separarse de los necios que solo atienden  a la razón humana y que caen en el camino de la desolación. Se aprecia en Dante cierta  referencia a los aedos invocando a las musas, invocando Ayuda para superar el  infierno, aunque a Dante le parezca algo natural necesitará la ayuda de Virgilio que  actuará como medio para dispersarlo del infierno, como antiguos héroes.  Busca desesperadamente la iluminación para mantenerse en la virtud, ya que  afirmamos que el infierno de Dante es una alegoría a su realidad, busca huir del  pecado, mantenerse recto. Selva oscura sería el hombre que adoptaría su mundo de  pecado. 

VESTÍBULO 

Las personas que no han sabido declinarse hacia el bien o el mal, se encuentran en  este vestíbulo del infierno. Los indiferentes. Debido a su falta de valor o de  personalidad no se han inclinado ni hacia Dios ni hacia Lucifer, por lo que no se les está  permitido entrar en el infierno ni tampoco ir al paraíso. 

CÍRCULO I 

Nos encontramos a los que según el cristianismo y la iglesia han muerto sin  conocer la fe; personajes históricos que no han sido bautizados. Este espacio está  confinado por un castillo rodeado de siete muros, denominado la mansión de los justos.  A pesar de no haber pecado y aún teniendo méritos, al no ser bautizados, no les  servirán para salvarse. Aristóteles, Sócrates, Platón, Virgilio, Zenón... son algunos de 
los que habitan el primer círculo.  El castillo representa la sabiduría y los siete muros las artes comprendidas en el  Trivium y el Cuadrivium: gramática, retórica, lógica aritmética, geometría, astronomía  y música. Para Pedro, hijo de Dante, representaban las partes de la filosofía: física,  metafísica, ética, política, economía y dialéctica. 

CÍRCULO II 

Aquí se encuentra Dante con los lujuriosos y las personas que pecan por amor  utilizándolo para bien propio. El juez es Minos y los sumerge en un gran torbellino que  les agobia en la soledad absoluta; el concepto de soledad parece ser su causa a largo  plazo a las personas que en su ansia lujuriosa buscan placer inmediato y acaban en  penumbra debido a no saber fomentar un placer más contemplativo y prefieren el  placer carnal instantáneo.  Someten la razón al sentimiento. 

CÍRCULO III 

Glotones. Observamos que el adjetivo glotones se puede referir también a avaros  y, en efecto, a glotones, debido a que en la situación política de Florencia, ésta estaba  gobernada por avaros, como es el ejemplo de Ciacco, Banquero, simbolizado por la  glotonería en su afán de riquezas, aunque no dudamos su gusto por el comer.  Los glotones azotados en el suelo por una lluvia fuerte, “la tormenta”, y  desollados por un monstruo de tres cabezas, “Cerbero”, hijo de Tifeo, y guardián del  tercer círculo.  Vemos reflejadas las disputas políticas por el poder en Florencia entre la familia  de los Cerchi, y el partido de los Bonatti. Hubo luchas mantenidas entre ellos y  vencieron los Donatti al proclamarse de su lado el Papa Bonifacio VIII, así enemigo de  Dante. 

CÍRCULO IV 

Avaros. El deseo de riquezas condena a muchas familias, la avaricia parece ser  algo innato al ser humano que Dante intenta evitar por la vía de la virtud.  Parece ser que el día del juicio final, hace referencia Dante a que serán más  perfectos que antes del juicio, así que sufrirán más, después de la gran sentencia. 
En este círculo pródigos y avaros, chocando y mofándose unos de otros,  arrastrados por enormes pesos que simbolizan la riqueza del avaro que se transforma  en tortura; y los clérigos, cardenales y papas están cubiertos por un manantial de  aguas oscuras que generan un pantano, podemos deducir el mundo oscuro generado por  ellos con su poder, un pantano infernal que baña la ciudad de Dinte. 

CÍRCULOS V Y VI 

Están conformados por la ciudad de Dinte, rodeada de una laguna que encierra  gran fetidad; su entrada resaltada por una gran puerta, hace parte de una muralla de  hierro; aquí se encuentran herejes, libres pensadores, materialistas y orgullosos. Los  herejes metidos en sepulcros de fuego arden por la furia divina. 
El orgulloso hace verse y destacar, hombres como Filippo Argenti de gran fuerza,  iracundo. Las puertas están abiertas para quienes mueren en pecado y se cerrarán  después del juicio final, para los condenados a la eternidad.  El orgulloso finge gloria e intenta que su memoria sea grande, su recuerdo  magnificado, y como ha sido condenado lo que Dante llama su sombra, su espíritu está  encerrado y furioso. 

CÍRCULO VII 

Vigilado por el minotauro, está dividido por tres círculos llenos de piedras y  rodeados por un río lleno de sangre. Cada uno de los círculos comienza a tener  decisiones que albergan una pena en particular. Observamos que a partir del bajo  infierno se comienza a castigar la violencia de mayor trascendencia social, no como en  el alto infierno que los pecados castigados son de carácter más individual. En el bajo 
infierno nos encontramos por ejemplo a los fraudulentos, cuyo mal rompe el ciclo  natural creado por Dios. 
La actitud de Dante hacia los pecadores ha cambiado a partir de este círculo y en  concreto con relación a Filippo Argenti. Si primero se muestra más compasivo, ahora  mostrará una actitud más hostil. Éste es uno de los círculos dónde más podemos  observar el conocimiento de Dante sobre filosofía cuando nos habla de la física y de la  ética de Aristóteles.

En el primer recinto del séptimo círculo nos encontramos a los violentos cuyo  calvario es el minotauro. En el segundo recinto nos encontramos a los suicidas,  violentos contra sí mismos. En el tercer recinto Dante hace referencia a los violentos  contra Dios, contra la naturaleza y contra la sociedad. La actitud más hostil de Dante  puede que se deba a que él mismo era conocedor de la sociedad de su época, por lo  cual se mostraba preocupado, de ahí que niegue a los violentos y en especial a los  violentos contra Dios y la Sociedad. 

CÍRCULO VIII 

Los pecadores del octavo círculo, Dante los coloca en “bolsas” y para cada uno de ellos les proporciona un castigo diferente: 
− Bolsa I: Rufianes, azotados por demonios. 
− Bolsa II: Aduladores, sumergidos en excrementos. 
− Bolsa III: Simoniacos, metidos en un hoyo bocabajo con los pies ardiendo. 
− Bolsa IV: Adivinos, sus cabezas miran a espaldas. 
− Bolsa V: Malasgarras, sumergidos en pez hirviendo. 
− Bolsa VI: Hipócritas, bajo un manto de plomo. 
− Bolsa VII: Ladrones, mordidos por serpientes y metamorfoseados. 
− Bolsa VIII: Malos consejeros, envueltos en llamas. 
− Bolsa IX: Discordiadores. 
− Bolsa X: Falseadores, cubiertos de llagas. 

Parece que Dante sentía la esperanza de que la ira de Dios aplastara a los  injustos en su alusión a San Juan montado a caballo de una bestia de siete cabezas y  diez cuernos; aunque realmente alude a la propia iglesia y a las siete testas a los dones  del Espíritu Santo. Aunque su esperanza es más bien metafísica, ya que cree más en la  venganza de Dios que en la de la propia iglesia; y lo vemos cuando realmente Dante  esperaba que el Papa Clemente V reemplazara a Bonifacio VIII, y su crimen sería  confiscar los bienes de Felipe el Hermoso para alcanzar los de la corona.  No olvidemos que Dante organiza la realidad en esferas que toman como clave de  bóveda a Dios, con lo que hasta los encargados de administrar la justicia de Dios se
someten de todos modos al juicio divino. 

CÍRCULO IX 

Compuesto por cuatro recintos, Dante se encuentra con un pozo rodeado de  gigantes, masas brutales e inertes sepultadas en la tierra, que se confunden con  torres. 
Dentro de él hay un pozo de cuatro zonas distintas y oprimidas por hielos  gruesos, en el que se encuentra el constructor de la Torre de Babel que impidió al  mundo la misma lengua. 
En el centro de la tierra entre hielos que envuelven sombras, está Lucifer con  medio cuerpo fuera de la superficie glaciar masticando a Judas como juguete de  plástico. Recordemos que Judas no ha sido más que la débil mano que utilizó Lucifer  para castigar a Jesús y vencer a Dios quedándose con el mundo material. Para Dante el  infierno está envuelto en hielo, que provoca oscuridad y cuevas, donde está la casa de 
Lucifer, no como en la tradición occidental donde el infierno está envuelto en llamas. 

− La Caína: Primer recinto del noveno círculo. Los traidores a sus parientes. 
− La Antenera: Segundo recinto del noveno círculo. Los traidores a su patria. 
− Plotomea: Tercer recinto del noveno círculo. Los traidores a sus amigos y  huéspedes. 
− La judesca: Cuarto recinto del noveno círculo. Los traidores a sus bienhechores  (Lucifer y Judas). 

Los hombres son tentados por el diablo lo mismo que Jesús fue tentado en el  desierto, de ahí que Dante se sienta amenazado de pecar. Nos habla Merezkovski de  cómo se nos presentan continuamente al hombre esas tentaciones, las tres tentaciones que marcan los destinos de la humanidad.  La primera es el fin de los sufrimientos físicos del hombre, la del pan: el poder  del hombre sobre la naturaleza. La segunda tentación, el poder del hombre sobre su  propio cuerpo, la libertad. La tercera, la de los reinos, la que une el yo con el no yo, el uno con el todo. Pero parece que estas tentaciones pueden ser erróneas, ya que el  diablo podrá proponerse como fines la libertad, la unidad, el amor, la terminación de  los sufrimientos humanos. 
Lucifer es todo materia y sólo puede aspirar a triunfos materiales, benefactor  de separación y de dolor. 
De ahí podemos observar en el esquema Dantiano que las tentaciones ofrecidas al  hombre son materiales, lujuria, avaricia, ladrones... el diablo embriaga al hombre en la  materialidad. 

La tercera tentación no posee un carácter espiritual, sino político, unificar las  naciones de la tierra bajo un solo dominador, lo que refleja un carácter demoníaco. Por lo que podemos concluir que lo universal sobre la tierra, es decir, sobre lo material,  pertenece a Satanás. Satanás se ha inclinado por un reino humano y terrenal para  alimentar las fantasías de los hombres y que no se preocupen más que de su verdadero 
destino ultramundano, y se han conducido al abandono del cristianismo.  El que Dante se plantee el pecado y su obra principal verse sobre el camino  contemplativo del hombre ante el mal se debe a la prioridad de la moral sobre la física y la metafísica. Dante es un alma torturada por la idea del mal y se esfuerza en 
mantenerse en el buen camino.  El hombre puede presentarse como una apertura a la causa, y no tanto como a la  cultura occidental creía a Dios como causa. Los dioses son ahora abismos peleando por 
cielo y tierra, y parece que la batalla por la tierra la ha ganado Lucifer condenando a sus individuos.