lunes, 3 de diciembre de 2007

Crítica musical

Salvo extrañas y muy difíciles criticas, se puede decir que nadie se dedica a la crítica musical en su sentido más profundo. Son en el mejor de los casos escualidos proyectos domésticos de sociólogos, eso sí, potentes observadores de las conductas de sus mascotas las que han poseido durante sus vidas y las de sus compañeros de primaria y secundaria, obteniendo de esta forma las armas necesarias para su opinión pública en medios tan renombrados como: Clarín, La nación, Paginado Cepelo, Gente. Para calificar o descalificar la obra de los bienaventurados en el mundo de la música, así entonces se habla de populismo del bueno cuando se intenta valorizar la inventiva obra de un miembro, de una banda, y carismático lider, cuya virtud es haber leído y según el crítico: haber juntado en una coptelera a Disécolo y Harteche por un lado, haber escuchado a los Dinosaurios(rock) y haberle prestado atención al fenómeno de las Murgas. Otra de las formas impostadas de la alegría latina. Y de esta manera tener al nuevo fenómeno frankenstein de la cultura barriada latina. Vaya uno saber que carajo significa esto. Son dueños y esclavos del resumen, esa forma idiota de la arbitrariedad que empobrece la identidad de un lugar y te obliga que en el medio de la vida moderna tener de decidir como consumidor si esto vale o no el Solsito (moneda).

Escribimos de acuerdo a la velocidad de las cosas, pero ese es un gran libro al estilo de Rodrigo
Frisán, un apasionado artista e ingenioso columnista. Así entonces se habla de la inserción social del personaje en cuestión de su inserción en los medios o de una nueva estrategia empleada para capturar los bolsillos del "pobre escucha" incauto. Que de no ser por la advertencia, caeria en las garras del personaje en cuestión y su empresa, si se viste o no de tal manera, si toma determinados tipos de drogas, si va o no a programas de interés masivo, si pertece o no al Establishment o donde coño sea. en fin, una suma de vanidades que aparentemente no le interesa a nadie, pero que termina forjando un lenguaje y una influencia sobre la cultura de la época. Esta época cada vez más vaciada de su propia nada, y más llena de su propia nada, sin embargo poco se lee sobre las formas de instrumentación, las estructuras rítmicas, los desarrollos melódicos o la yuxtapocisión de todos estos elementos, tampoco son tratados los temas ligados a la edición de un album a su materialización, la calidad del registro, a menos que sea de esta forma "el album suena bien".

Cada vez más hay que tolerar la prepotencia de estos sujetos que ha decir de mi abuelo no saben ni lavarse el culo siquiera. Todo esto sin meternos en los abordajes psicológicos, en las trasnochadas y casi siempre malintencionadas interpretaciones de las actitudes y textos del artista que es un ciruja igual que él, con la única diferencia que observa y hace, desea y concreta, erra y acierta y siempre se pierde, no es cagón, sale al ruedo a enfrentar al mundo, nunca con estrategias tan delimitadas como pretenden hacertelas cargar y con ánimo lúdico que a veces puede tocarse con la coyuntura cultural de un momento. Esto no debería asustar a nadie y mucho menos a ellos que se parecen más a un grupo de tías solteras jugando a la canasta, discutiendo de bombachas, mientras el mundo se cae a pedazos.

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